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jueves, 27 de julio de 2017

Cuidamos a nuestras mujeres o solo simulamos


Por: El Licenciado José de Jesús Aguilar Carrasco
Esta semana como cada día veinticinco de cada mes y por Acuerdo del Secretario General de las Naciones Unidas habrá de celebrarse dentro del programa UNETE para poner fin a la violencia contra las mujeres fechas que permitan hacer conciencia en la población general sobre la imperiosa necesidad de evitar a toda costa cualquier acto de vejación física o moral en contra de las mujeres de este planeta, y para el que escribe ninguna campaña, esfuerzo, programa o actividad será nunca suficiente para alcanzar este objetivo, así es que de manera categórica portaremos el color naranja durante los días correspondientes como un acto de proliferación de esta campaña. Sin embargo, también en opinión de quien escribe todas estas campañas llevada a cabo desde los distintos órdenes de gobierno e incluso desde los organismos internacionales como esta propuesta mensual, resultan desafortunadamente únicamente intentos publicitarios reconocibles si, plausibles también pero en realidad la responsabilidad del Estado (cuando menos el mexicano) se ha quedado francamente muy corto.
Penosamente uno de los estados del país y hablando de las diversas formas de ejercer violencia sobre las mujeres, es considerado como uno de los principales lugares del mundo en donde se realiza la trata de personas con fines de prostitución y otros servicios, forma moderna de esclavitud, y lo más preocupante es que son vecinos de nosotros, por historia y por compromiso a Tlaxcala y a Puebla nos ha unido la historia durante siglos, sin embargo también la actividad de los llamados “padrotes” de uno de los Municipios del Estado vecino, colocan a esta zona del país con un foco rojo que es prudente atender de manera inmediata y hasta las entrañas de estas organizaciones.
Por otro lado la pérdida de valores y la descomposición social han generado que hacia el entorno familiar se vaya perdiendo cada vez más el respeto hacia la mujer, y por ende el número de delitos cometidos en agravio de mujeres ya sea por sus parejas, ex parejas o incluso hijos llegando hasta la venganza por terceros (as) como el caso de dramas pasionales se incrementen en los últimos años de manera preocupante.
Sin embargo hay algo en lo que insistimos y no solo en los delitos que se cometen en agravio del sexo femenino, sino en cualesquiera otro ilícito, el Estado no ha logrado entender que nada ganará con la llamada desde la época de Lombroso “la amenaza de la pena”, es decir cometido el delito este debe ser castigado, sancionado y desde luego desde el punto utilitario de la pena debe servir para que el resto de la población comprenda que llevar actos de este tipo merecerá un castigo, pero esto será cuando el delito ya se cometió. Craso error continuar por esa línea, pues mientras las políticas públicas y las políticas gubernamentales no se establezcan de manera clara, precisa incluso con la obligatoriedad que el Estado posee y mientas no existan mecanismos de prevención del delito, poco habremos de contener este tipo de conductas. Bienvenidas las campañas de concientización, pero urgimos a las autoridades para que más allá de este tipo de actividades que SI sirven que SI funcionan, logremos trascender a acciones más efectivas que impidan a toda costa actuar en contra de ellas, de quienes por supuesto tenemos la convicción natural de proteger y cuidar.


lunes, 24 de julio de 2017

Poblano para el mundo, Poblano para la historia


Por: Lic. José de Jesús Aguilar Carrasco

En ciernes la segunda Guerra mundial y la eventual injerencia de México en el conflicto cuya principal preocupación del presidente Cárdenas era rescatar o repatriar a los mexicanos que vivían en Europa.

Nombro como cónsul en Paris a un poblano nacido en Chiautla de Tapia en 1892, perseguido por el régimen de Adolfo Hitler y en plena confrontación, salió de la capital francesa para restablecer el consulado en Bayona y posteriormente en Marsella ante el asedio alemán. Su principal preocupación lo fue el defender a sus compatriotas en la parte de Francia que aún no había sido ocupada y posteriormente convencer al mandatario mexicano para abrir las puertas de libaneses y españoles que ya arrastraban el movimiento franquista, dice la historia que al huir de los nazis se alquilaron dos castillos para convertiros en asilo mientras ya no solo libaneses y españoles sino miles de europeos buscaban una visa mexicana para poder viajar a nuestro país huyendo de los horrores de la guerra.

Desde Marsella tuvo que hacer frente al hostigamiento de las autoridades francesas pro alemanas, al espionaje de la Gestapo, del gobierno de Franco y de la representación diplomática japonesa, que tenía sus oficinas en el mismo edificio de la delegación mexicana.

Concedió entonces visas mexicanas y se dice haber logrado la liberación o en su caso la escapatoria de cuarenta mil judíos y españoles de las garras del Fürer, lo que permitió que familias enteras se salvaran gracias a la política exterior mexicana.

Ese fue Gilberto Bosques Saldívar, profesor, político, diplomático y orgullosamente poblano; por cierto, Normalista para aquellos que insisten en denostar la base de la educación en nuestro país como lo son aquellos que han salido de las aulas de las Escuelas Normales que durante décadas han sembrado identidad, preparación, y principios a millones de niños y niñas a lo largo y ancho del país.

La obligación de quienes en el servicio público vemos una vocación y en la empatía social una obligación nos exhorta a recordar en su 125 aniversario de su nacimiento la necesidad inminente de reintegrarnos como sociedad, de reencontrarnos como poblanos y como mexicanos, el destino lo llevo a otro continente a rescatar a los suyos pero también a sus pares de otras nacionalidades para evitar los horrores de la guerra; nosotros no necesitamos una guerra, lo único que necesitamos es reconocernos y entender que en la medida que logremos ceder y coincidir en este ejercicio dual de la vida misma y cuanto más de la política, en esa misma medida fortaleceremos a nuestra sociedad que tanto nos necesita.

martes, 11 de julio de 2017

Pecado de omisión


Por: José de Jesús Aguilar Carrasco
Han pasado prácticamente treinta años desde la elección presidencial histórica en el que el Partido Revolucionario Institucional se alzó con la victoria. Habría que remontarnos a la historia reciente de este país y recordar que en esos años las elecciones eran organizadas por la propia Secretaria de Gobernación, es decir, no había un árbitro imparcial como a la postre fue creado el otrora Instituto Federal Electoral. Esa elección fue responsabilidad directa de quien entonces encabezaba a la “secretaría de secretarías”, quien por cierto querido lector años más tarde fue gobernador de Puebla. En esas fechas también se presentaron fallas en el conteo electoral al que se le denomino “la caída del sistema” defecto a quienes muchos atribuyeron un eventual fraude electoral en contra del candidato de la entonces izquierda mexicana por el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana encabezada por el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.

Pues bien como ya se dijo, a casi tres décadas de ese acontecimiento han aparecido personajes en los últimos días que de manera heroica han señalado las fallas que dicha elección tuvo, e incluso han señalado responsables de tan lamentable suceso (aunque el espejo no es un elemento que ocupen muy seguido), esto ya que ahora navegan sobre los mares electorales con bandera distinta a aquella en la que formaban parte de las tripulaciones de los años ochenta.

Pero ¿Por qué haber esperado todos estos año para poder sacar a la luz una historia que sea cierta o no es muy tarde para conocerla? ¿Por qué no haber tenido el donaire suficiente para haberlo hecho de forma inmediata o mejor aún para el caso de ser cierto lo relatado, no haber participado en estos actos impropios e ilegales? La respuesta se puede encontrar desde dos aristas fundamentalmente, la primera desde el punto de vista político en donde el personaje protagónico de esta novela recibió un sinfín de beneficios derivados de su actuar, la otra desde el punto de vista jurídico, pues existe una figura en el derecho a la que se le denomina “prescripción” y ésta para ser muy entendible por los lectores es el simple transcurso del tiempo que provoca que una conducta delictiva no sea castigada por no haberse iniciado su investigación o que siendo iniciada no haya podido integrarse de forma correcta o que habiendo integrándose de forma correcta, simple y llanamente se la haya dado como dicen los clásicos “carpetazo” a ese asunto.

Esas son las razones por las que al paso del tiempo hoy se tira piedra al aire aunque mas de uno sufrirán heridas por el golpe contuso que este provocara,  sin embargo, mientras sigamos empecinados en formar “héroes” olvidando nuestra  historia, el resultado será querido lector, desafortunadamente el mismo, aun cuando lo primero que debemos tener presente es que los pecados como los delitos, son castigados tanto para el que lo comete, como para el que omite llevar a cabo las acciones que le corresponden de acuerdo a su posición no solo política, sino ética y social.


domingo, 2 de julio de 2017

El futuro que se nos fue...


Por: José de Jesús Aguilar Carrasco

En el ejercicio de mi profesión, he podido ser testigo de muchas cosas, no sé si pudiera calificarlas de justas o no, pues aquella definición clásica de “Ulpiano” en decir que la justica es dar a cada quien lo que merece, no complace del todo al contexto en el que me he desenvuelto desde muy pequeño. Escuche siempre historias de mis abuelos y de mis padres que daban cuenta de “casamientos” o “amasiatos” con niñas de poca edad, como no recordar a Ángeles Mastretta y su “arráncame la vida” contando la historia de una niña que se casó con un gobernador y que a la postre terminó odiándolo, por cierto aspirante a la Presidencia de la República y finalmente acaecido por un probable envenenamiento en su propia casa. Pues bien, esas historias que parecieran del siglo pasado se encuentran vivas en este tiempo en las comunidades de nuestro estado.

Esta semana pude ser testigo de la desesperación de unos padres que acudieron a pedir el apoyo porque su hija de catorce años, se había fugado con el novio, de inmediato la respuesta de este abogado fue, presentaremos la denuncia por el delito de estupro que corresponde en virtud de que el varón es mayor de dieciocho años, sin embargo se pensó en acudir a tratar de convencer a la jovencita de que la decisión que estaba tomando no era la más apropiada. A punto de terminar la secundaria, sin más apoyo que el de los propios padres y por un simple arrebato ante la negativa de cumplir un capricho que el padre le negó, la decisión fue escaparse con el novio, por cierto a casa de los papas de este.

Pero esa no es la razón de esta historia, la preocupación nace en el momento en el que al acudir al domicilio de los padres del muchacho, estos mismos les dijeron a los de la niña, si ella no se quiere ir, no se irá, y déjenlos que sean felices. ¿Felices? Cuando ella tiene catorce años y el dieciocho?, mis oídos no podían creer tal aberración y la muchacha empecinada en vivir su idilio con el joven. No le corresponde a quien escribe saber si existe ese sentimiento o no, pues tampoco esta columna se trata de ello, pero si de llamar la atención de dos instancias fundamentales en estos casos y en muchos otros de nuestro pueblo, en primer lugar a los padres de familia, quienes nos hemos convertido en individuos permisibles y opacos, que no transmitimos principios ni tampoco hábitos como la disciplina y el respeto, por otro lado la propia autoridad educativa que en su momento y en su papel no han sabido conducir las políticas educativas para lograr fijar un rumbo específico a nuestros niños y jóvenes. Esto, es solo un ejemplo de los múltiples factores que han descompuesto el tejido social, que han ocasionado una descomposición del núcleo fundamental de la sociedad que es la familia, en cualesquiera de sus formas modernas de concepción. La Convención sobre los Derechos el Niño establece en su artículo 1º que se entenderá por niño todo ser humano menor de dieciocho años de edad, individuos cuya preocupación debe ser estudiar, jugar, aprender con el entorno en el que viven y con los suyos, no adelantando un proceso que primordialmente es biológico, pero que ante al maremágnum de la vida diaria hemos descuidado y olvidado siendo corresponsables de ello.

El resultado es por demás previsible, una niña (madre en unos meses mas), un joven no dispuesto a sacrificar su juventud y un par de vidas truncadas por el capricho de unos, la insolencia de otros y la complacencia del resto.

Leyes se podrán hacer muchas, pero la única forma de recomponer el camino, es inculcar a nuestros pequeños la mayor cantidad de principios, de valores y entender que cada etapa en su momento llegará, mientras tanto más nos vale cuidar y proteger a nuestros niños, de lo contrario ese futuro que de igual forma a nosotros nos prometieron, eventualmente se irá también.

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