Estimado lector, en esta ocasión haré
un ejercicio de reflexión respecto de lo que acontece en esta dicotomía para
poder considerar a un empresario o a un político como mejor actor en el
ejercicio de gobierno, para el caso es necesario acudir a la experiencia que
hemos vivido mis paisanos y su servidor en San Martín Texmelucan.
En efecto,
mucho se ha dicho que los políticos han perdido ya por mucho la oportunidad de
hacer bien las cosas al momento de gobernar, que tal vez sea tiempo de que
aquellos que son exitosos en los negocios logren con sus estrategias conseguir
mejores resultados llegando a alguna presidencia municipal o gobierno de algún
Estado, la respuesta haciendo un ejercicio de administración comparada, es que
dicha aseveración es totalmente falsa. En los últimos veintitrés años el
Municipio de San Martín Texmelucan ha sido gobernado por “empresarios”, mismos
que han sido postulados por varios de los partidos políticos que hoy tienen
presencia en el estado, porque dicho sea de paso, también se ha dado la
alternancia, lo mismo ha gobernado el PAN que el PRI o NUEVA ALIANZA o un
bodrio compuesto de todos los partidos políticos que se aliaron contra el PRI
en el 2014, pero el común denominador desde mediados de los años noventa es que
se han postulado individuos que pertenecen a ese sector social, el resultado es
evidente y lo invito a revisar los números de todos los rubros o darse una
vuelta por este municipio, el rezago social, de infraestructura, de
gobernabilidad y de la práctica eficiente y eficaz de la administración pública
ha derivado de que estos personajes al momento de llegar al gobierno municipal,
pretenden encontrar un “negocio” y manejar todos los rubros para obtener una
ganancia, y no se les culpa, pues su naturaleza es esa, el tratar de obtener
los mayores beneficios sin importar lo que tengan que hacer, sin embargo nadie
les ha explicado en su idioma, que la materia prima de la administración
pública es el servicio público, que no se trata de un ejercicio de ganar, sino
de la obligación constitucional de proporcionar los mínimos estándares de
bienestar social, de seguridad, de transparencia y de eficiencia en la solución
de los problemas sociales.
Pues bien, esto no queda aquí, y debe
ser importante como se dijo en un principio hacer un ejercicio de reflexión en
torno a este dilema, pues pudiera repetirse en otras latitudes del estado lo
que acontece en Texmelucan, y hoy que ya varios se apuntan para los cargos de
elección popular el riesgo de continuar igual persiste, incluso algunos que ni
viven, ni pernoctan, ni tienen a su familia ni sus negocios en este municipio,
desvergonzadamente levantan hoy la mano, pareciera ser como un capricho de
banalidad para henchirse de logros personales, sin importar lo que al ciudadano
le preocupe.
Las cosas son muy claras, hay quienes
tienen la alta responsabilidad de crear empleos, de generar inversión y de
coadyuvar para tener un economía fuerte y en crecimiento; y hay otros a quienes
les corresponde con toda la responsabilidad y altura de miras, dirigir con
profesionalismo, con entereza y con capacidad los destinos no de uno, sino de
los doscientos diecisiete municipios de este estado. Como decía mi abuela,
“cada chango a su mecate”.
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