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martes, 22 de agosto de 2017

¿Empresario o político?

 Por: Licenciado José de Jesús Aguilar Carrasco
Estimado lector, en esta ocasión haré un ejercicio de reflexión respecto de lo que acontece en esta dicotomía para poder considerar a un empresario o a un político como mejor actor en el ejercicio de gobierno, para el caso es necesario acudir a la experiencia que hemos vivido mis paisanos y su servidor en San Martín Texmelucan. 
En efecto, mucho se ha dicho que los políticos han perdido ya por mucho la oportunidad de hacer bien las cosas al momento de gobernar, que tal vez sea tiempo de que aquellos que son exitosos en los negocios logren con sus estrategias conseguir mejores resultados llegando a alguna presidencia municipal o gobierno de algún Estado, la respuesta haciendo un ejercicio de administración comparada, es que dicha aseveración es totalmente falsa. En los últimos veintitrés años el Municipio de San Martín Texmelucan ha sido gobernado por “empresarios”, mismos que han sido postulados por varios de los partidos políticos que hoy tienen presencia en el estado, porque dicho sea de paso, también se ha dado la alternancia, lo mismo ha gobernado el PAN que el PRI o NUEVA ALIANZA o un bodrio compuesto de todos los partidos políticos que se aliaron contra el PRI en el 2014, pero el común denominador desde mediados de los años noventa es que se han postulado individuos que pertenecen a ese sector social, el resultado es evidente y lo invito a revisar los números de todos los rubros o darse una vuelta por este municipio, el rezago social, de infraestructura, de gobernabilidad y de la práctica eficiente y eficaz de la administración pública ha derivado de que estos personajes al momento de llegar al gobierno municipal, pretenden encontrar un “negocio” y manejar todos los rubros para obtener una ganancia, y no se les culpa, pues su naturaleza es esa, el tratar de obtener los mayores beneficios sin importar lo que tengan que hacer, sin embargo nadie les ha explicado en su idioma, que la materia prima de la administración pública es el servicio público, que no se trata de un ejercicio de ganar, sino de la obligación constitucional de proporcionar los mínimos estándares de bienestar social, de seguridad, de transparencia y de eficiencia en la solución de los problemas sociales.
Pues bien, esto no queda aquí, y debe ser importante como se dijo en un principio hacer un ejercicio de reflexión en torno a este dilema, pues pudiera repetirse en otras latitudes del estado lo que acontece en Texmelucan, y hoy que ya varios se apuntan para los cargos de elección popular el riesgo de continuar igual persiste, incluso algunos que ni viven, ni pernoctan, ni tienen a su familia ni sus negocios en este municipio, desvergonzadamente levantan hoy la mano, pareciera ser como un capricho de banalidad para henchirse de logros personales, sin importar lo que al ciudadano le preocupe.

Las cosas son muy claras, hay quienes tienen la alta responsabilidad de crear empleos, de generar inversión y de coadyuvar para tener un economía fuerte y en crecimiento; y hay otros a quienes les corresponde con toda la responsabilidad y altura de miras, dirigir con profesionalismo, con entereza y con capacidad los destinos no de uno, sino de los doscientos diecisiete municipios de este estado. Como decía mi abuela, “cada chango a su mecate”.

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