Pues bien,
no hay plazo que no se cumpla y como dicen en mi pueblo, “pa las
mulas del jaral, los caballos de allá mesmo”, y es que debe Usted
saber querido lector que la ansiada, histórica y esperada elección
concurrente del año 2018 no comienza en los albores del primer mes
de ese año, sino precisamente en el mes de septiembre pero de este
en el que vivimos, si, a unas cuantas semanas de cuando se escriben
estas líneas dará inicio el proceso electoral más competido y con
el mayor número de puestos a elección popular que jamás antes se
haya dado en nuestro país. En efecto, será elegido no solo el
Presidente de la República, 128 senadores, 500 diputados federales y
un número importantísimo de diputados locales, presidentes
municipales y demás autoridades electas por voto directo que
conformaran la clase gubernamental para este país cuando menos entre
el 2018 y el 2021.
Y con
independencia del enorme gasto electoral que generará este acto de
la democracia mexicana, lo cierto es que atendiendo al refrán antes
citado de que hemos entrado en una preocupante condición en la que
los partidos políticos se han empeñado en buscar formas para
retener o alcanzar el poder en forma perenne, que por respetar y
enarbolar los principios ideológicos que les dan forma y sustento a
cada uno de los institutos políticos reconocidos por la propia ley
electoral. Mención aparte merecen algunos, y reitero, solo algunos
de los que esperan contender como candidatos independientes, que por
cierto a la mayoría ya se les fue el tren y nada hicieron en la
realidad para comprar un boleto en él.
Pues bien,
estos días hemos observado reuniones hasta cierto punto ilógicas
entre ciertos actores políticos de la escena nacional que en otras
condiciones ni siquiera un café por la mañana hubieran compartido,
pero la realidad espanta y preocupa a quienes su corazón los acerca
a la residencia oficial de quien dirige los destinos de este país, y
es que las encuestas, que por cierto tampoco han sido muy eficientes
a la hora de la hora, dan ventaja a algunos personajes y esto pone
nerviosos a más de uno, quienes han definido en buscar a todos los
amigos, los de hoy y los de ayer para generar los acuerdos y las
negociaciones que les permitan romper con la sinergia, que insisto
hasta el día de hoy se observa sumamente riesgosa.
Así las
cosas, lo que veremos en las próximas elecciones desde la muy
particular óptica de quien escribe, tal vez no sea una alianza o
coalición registrada ante los organismos electorales del verde con
el rojo o del azul con el morado, pero sin duda si una negociación
de facto en donde habrá dos vertientes polarizadas, una de ellas
seguramente ira sola, el resto se sumaran para matemáticamente
lograr que el número de electores que cada uno de ellos aporte,
garantice una transición tersa y negociada, desde luego
distribuyendo los espacios para colocar cada uno sus piezas, el
número de puestos como ya se dijo, lo permite, caben todos, menos
uno. Al tiempo…
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