Por: Lic. José de Jesús Aguilar Carrasco
El proceso
electoral federal comenzó ya desde hace varias semanas, este se vio empañado o
de alguna forma por los desafortunados sismos del 19 de septiembre, sin embargo
una vez que ha pasado la primera etapa de la emergencia, se ha comenzado a
recuperar poco a poco la carrera por buscar un mejor posicionamiento en la
sociedad mexicana. El eterno candidato,
y también el eterno perdedor Andrés Manuel López Obrador, se pretende
colocar como el visionario de Estado que incluso puede advertir quienes serán
sus contendientes en las próximas elecciones del año que entra, sin embargo
esta posición no obedece sino al más elemental análisis del escenario político
nacional. Como nos referimos en el artículo anterior, la salida de Margarita
Zavala y el consecuente abandono de cientos de panistas acompañándola junto con
una actitud insolente y falta de todo oficio político del Presidente Ricardo
Anaya acompañado de la inexplicable riqueza de la señora Alejandra Barrales,
presidenta del PRD, han refrescado la memoria del electorado mexicano, a grado
tal que el famosísimo “frente” se les está cayendo, a grado tal que han
comenzado a realizar acciones de franca desesperación para convencer ya no solo
al electorado en primerísimo lugar a los militantes de las tres fuerzas
políticas que lo componen, cosa que cada vez se antoja más difícil, pues
existen muchos grupos dentro de las dos fuerzas más importantes del frente que
están demeritando y dudando de la eficacia del mismo; en ese mismo sentido esta
Movimiento Ciudadano, solo que su presencia electoral lo obliga a navegar cual
veleta a la deriva, sin tener en realidad un objetivo claro más que el
electorero.
Por otra parte,
muy a pesar de varios, la estrategia del Partido Revolucionario Institucional
es fortalecer al único hombre que puede tender puentes en una eventual alianza
con aquellos que han manifestado su disenso con la toma de decisiones del PAN,
por ello en los últimos días ha existido un esfuerzo importante para que Jose
Antonio Meade, sea el personaje que transite entre estas dos instituciones
políticas, desde ser recibido por los expresidentes Calderón y Fox hasta ser
premiado este fin de semana como ministro de finanzas del año por la revista
“Capital Markets”.
Esto no es obra
de la casualidad, las elecciones se ganan con votos, mismos que son traducidos
en números y quienes presumen de conocer la estrategia electoral, deben tener
muy en cuenta que son precisamente la materia prima en este contexto los
números, por ello en un esfuerzo de aglutinar a quienes se han sentido
defraudados por su propio instituto político y haciendo precisamente el
análisis matemático necesario en conjunto con impulsar un candidato que tenga
la capacidad no solo política sino profesional de transitar con dos entes a
veces tan distintos pero otras mas tan comunes como lo pueden ser el PRI y el
PAN, no por nada nuestro personaje sea el único secretario de Estado
transexenal.
No se equivoca
López Obrador cuando infiere que José Antonio Meade obedece a la eventual
decisión del PRI de ser su abanderado político, no se equivoca tampoco cuando
piensa que “el frente se está cayendo”, tampoco se equivoca cuando siente que
su férreo contendiente será el Secretario de Hacienda, sin embargo algo no le
permite referirse con claridad a su triunfo del 2018, victoria que como en el
2006 y en el 2012 se diluye y hoy de manera mucho más abrupta ante quien
seguramente aparecerá como su contrincante en la elección del año que entra.
Andrés Manuel ya creció lo que pudo crecer en todos estos años como candidato
eterno, a partir de hoy veremos su estancamiento y el crecimiento con férreo
impuso de quien eventualmente podrá ser el próximo presidente de la república.
Al tiempo...
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