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martes, 12 de diciembre de 2017

El año que se va, la elección que viene

Por: Lic. José de Jesús Aguilar Carrasco

Y los acomodos han comenzado a concretarse, escenarios que en este mismo espacio fuimos dando cuenta uno a uno, es decir; a prácticamente dos semanas de que fenezca este ajetreado y accidentado 2017, todos aquellos que aspiran a ocupar un cargo de elección popular para la elección más importante en la historia del México moderno están prácticamente definidos. 
Por un lado un eterno, anquilosado, falto de discurso y sobre todo sin la mínima idea de un proyecto de nación ideal acorde a las circunstancias actuales encabezara la candidatura de su partido que por cierto desde el nombre y desde su acrónimo pretende tener identidad con el pueblo de México, característica que olvida el candidato eterno no es uniforme, pues dada la riqueza de este país y sus condiciones pluriculturales se presenta mucho más complejo de lo que piensa; por otro lado y utilizando los calificativos de una mujer de Estado como es Beatriz Paredes el muchachito pendenciero lejos de unir a la derecha mexicana y lejos de enarbolar los ideales de sus pensadores en México como Mario Gómez Morín o Luis Calderón Vega y con un capricho a priori impulso una coalición cuyo único objetivo reducido por cierto es únicamente electorero pues, si en las leyes de la física el agua y el aceite no pueden mezclarse, lo que hoy representa un frente resulta ser un bodrio condenado al fracaso, esto sin tener en consideración que los líderes reales de Acción Nacional que durante años lucharon por tener una mayor participación en la política mexicana, hoy simple y llanamente por dignidad se quedaran cruzados de manos; y entonces Ricardito podrá presumir que logro ser candidato pero cuando menos no en esta presidente de la Republica. 
Un tercero de los contendientes con capacidad intelectual indiscutible, con transición política intachable, sin filiación política que lo sujete a decisiones partidarias, más cerca de una condición ciudadana que de una ideología partidista, conocedor por formación de los pesos y contrapesos que el Estado Republicano debe garantizar, experto en la volatilidad económica mundial, honesto por convicción y con mínimas probabilidades de una descalificación de corrupción, así transita el eventual candidato del PRI a la presidencia de la República, un hombre que no solo convencerá a los correligionarios de las dos fuerzas políticas que cuando menos hasta hoy lo abanderan ya como su candidato, sino también de aquellos que sintiendo la traición y la ambición equivoca de Ricardito, conociendo al candidato tricolor, no habrán de tener empacho en apoyarlo. 

Ya lo hicieron público varios diputados federales y senadores del PAN cuando refirieron que José Antonio Meade es un hombre en el que confían y que su experiencia y desempeño en el ejercicio público está sujeto a cualquier prueba. 

Finalmente ya muy en el camino se quedarán los candidatos Ciudadanos, el Bronco que representa una falacia electoral y un engaño atroz a los votantes, pues pocos conocen la forma en como su “candidatura ciudadana” llego a ser la triunfadora en uno de los estados más importantes del país, en donde por cierto si hoy les preguntáramos a los nuevoleonenses que opinión tienen de su gobernador, nos daríamos cuenta que no tiene la mínima posibilidad de triunfo y al último el candidato hipócrita, quien es producto del propio sistema y del que su padre vivió y convivió por décadas, Pedro Ferriz de Con, quien muy a su pesar no sube ni un milímetro en su aspiración presidencial. Hoy critica, señala, juzga, pero en el sexenio anterior se limitó a ser parte del propio esquema de gobierno y entonces incluso defendió, pero su mayor molestia es que le cayeron en “la maroma”, ¿se acuerda Usted?. 

En fin, las elecciones no se ganan con mensajes en redes sociales, una elección y mucho más una tan importante como la del año que entra en donde las estructuras electorales serán las que por supuesto garanticen el triunfo del próximo presidente de la república, y como lo que se ve no se juzga, solo existe en este momento una fuerza política con la suficiente capacidad electoral real de carne y hueso, las demás son intentos, otras están fracturadas. El presidente de este país para los próximos seis años, es eventualmente el que logró el acuerdo de las más importantes fuerzas políticas reales y no sostenidas en falsos augurios.

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